EL FRAUDE ALIMENTARIO: QUÉ ES Y CÓMO COMBATIRLO
Se define el fraude alimentario como el engaño deliberado a los consumidores o compradores por no cumplir con la naturaleza, cantidad o calidad especificada en el alimento.
España ocupa la primera posición de fraude alimentario delante de Italia o Países Bajos según la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.
Las repercusiones de este delito pueden ser muy diversas, desde aquellas que afecten a la seguridad sanitaria del producto (cabe recordar el famoso caso del aceite de colza desnaturalizado que ocurrió en España en 1981), a aquellos que sólo afectan a la cantidad u origen del producto.
El fraude, en cuanto a que es algo deliberado (aunque podría producirse también por mala praxis sin intencionalidad), es producida con intención lucrativa, y por tanto se ha visto incrementada últimamente relacionado con la inflación de precios de los alimentos. En sectores como el vino o el aceite de oliva, las actividades fraudulentas le suponen a los respectivos sectores pérdidas estimadas de 400 y 1500 millones de euros respectivamente.
El listado de alimentos afectados por el fraude (origen o denominación de origen incorrecta, ingredientes inapropiados o falsificados, método de producción, cantidades, etc) son innumerables. Destacamos, quizás, los más populares:
- Denominaciones de origen de todos los diversos productos: desde vinos y quesos hasta carnes, jamones, gambas, etc.
- Lógicamente el fraude más común es falsificar el propio origen del producto.
- En el caso de jamones curados, se sumaría además los fraudes por la tipología de jamón según raza y alimentación de los cerdos.
- Productos con certificación de producción ecológica
- El fraude radica en comercializar productos en los que se ha hecho uso de pesticidas o fertilizantes artificiales
- Aceite de oliva virgen
- El fraude más común es mezclarlo con aceite de oliva refinado, o incluso con otros aceites
- En este caso, en hostelería se dispone de una norma específica que obliga a facilitar el aceite de oliva para el aliño al consumidor en envases originales
- Atún rojo y otras especies marinas
- El fraude radica en comercializar especies de pescado bajo nombres diferentes. Es decir, vender una especie por otra.
- En el caso del atún rojo (nombre científico Thumus thynnus), además de falsificar el nombre de la especie de atún (atún aleta amarilla, o atún tintado), se procede a “tintar” la carne del atún con colorantes.
- Productos descongelados comercializados como frescos
- Esta información es requerida en el etiquetado de los productos y debe ser clara. Cuando un producto es congelado y posteriormente descongelado, debe indicarse claramente en la etiqueta.
- Harinas y cereales integrales
- En estos casos se detectan falsificaciones en el tipo de cereal utilizado o su porcentaje. Pero también en el origen de la harina integral, que la norma requiere que proceda de la molienda del grano entero (con el germen), y no sólo añadiendo el salvado a la harina refinada.
- Otros productos:
- Productos comercializados con “nata” como ingrediente, cuando realmente se trata de “mix vegetal”
- Miel adulterada mediante la adición de agua o jarabes de glucosa, y cuyo origen mayoritariamente es de China o Turquía
- Azafrán fabricado con especias diferentes a la planta Crocus sativus. En Francia, este producto es uno de los que mayor número de fraudes genera.
El control del fraude alimentario
Son diversos los organismos dedicados a la lucha y control del fraude alimentario. A nivel estatal, además del Ministerio de Sanidad en todo lo referente a riesgos para la salud, interviene el Ministerio de Consumo a través de una Subdirección General específica dedicada a vigilar e inspeccionar fraudes.
El Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria (PNCOCA) incluye programas específicos de vigilancia del fraude alimentario, y el propio Ministerio de Consumo ha publicado diversos informes sobre las campañas de vigilancia del fraude alimentario (ver link de los resultados de control correspondientes al año 2021).
También las diferentes Denominaciones de Origen y Certificadoras de Producto ejercen tareas de vigilancia y control en toda la cadena alimentaria.
Consejos básicos para prevenir el fraude alimentario
Basándonos en que el objetivo del fraude es el beneficio económico, los dos consejos fundamentales para prevenir estas situaciones son:
- Sospechar de precios anormalmente bajos. Grandes ofertas suelen asociarse a fraudes y, como dice el refrán, “nadie vende duros a cuatro pesetas”
- Trabajar con proveedores de confianza. Es fundamental asegurarse que todos los proveedores de alimentos y bebidas cumplen escrupulosamente la ley, y por tanto debemos asegurarnos que disponen de las pertinentes autorizaciones sanitarias y cumplen con los requisitos de etiquetado y trazabalidad de los alimentos que comercializan.
Es importante denunciar a las autoridades competentes (ver link) cualquier sospecha de fraude alimentario.
Fuente propia