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cucarachas alemanas, historia de la plaga más común en las cocinas profesionales

La cucaracha alemana (Blattella germanica) es una de las principales plagas que podemos encontrar en las cocinas de bares, restaurantes y hoteles.

Muy prolífica y resistente a insecticidas, esta cucaracha encuentra en las cocinas un hábitat de condiciones similares a las cuevas de Borneo donde probablemente se originó.

Blattella germanica, también conocida como cucaracha alemana o rubia, es el paradigma de plaga que afecta a las instalaciones donde se manipulan alimentos, bares, restaurantes, hoteles y viviendas. A diferencia de la cucaracha americana (Periplaneta americana) o la cucaracha oriental (Blatta orientalis), que suelen moverse por el alcantarillado o los sótanos, Blattella germanica habita dentro de los edificios, en lugares con temperaturas altas constantes, humedad y alimento.

Debido a su pequeño tamaño, de no más de 1’5 centímetros, Blatella germanica pasa desapercibida y se esconde fácilmente en espacios muy pequeños o en embalajes, pliegues de cajas de cartón, etc. y llegan a nuevos entornos transportadas por la actividad humana.

Debajo de las encimeras y de los electrodomésticos, o en escondites cerca de los fogones encuentran unas condiciones ambientales que les permiten permanecer activas durante todo el año, por lo que su control da trabajo haga frio o calor. 

Pero, ¿de dónde procede y cómo ha conseguido llegar esta especie a las cocinas de los cinco continentes? 

De las cuevas de Borneo a las cocinas urbanas
La cucaracha alemana probablemente se originó en las enormes cuevas de piedra caliza en la isla de Borneo (Malasia), que mantienen un clima constante con altas temperaturas y humedad, en las que, al parecer, la especie se desarrolló durante miles de años y donde actualmente otras especies relacionadas con Blattella todavía viven.

En la isla de Borneo se produce, desde hace siglos, pimienta muy apreciada en todo el mundo. Los cultivadores de Borneo almacenaban la pimienta en las mismas cuevas donde habitaba Blattella germanica, para protegerla de ataques de piratas y porque el clima de las cavernas mantenía los granos secos.

El salto del insecto hacia cocinas y baños de todo el mundo se habría iniciado en el siglo XVI, con el tráfico marítimo de especias. Los sacos de granos de pimienta almacenados en las cuevas eran transportados en botes hasta el puerto de Malaca, la capital mundial de las especias en aquel momento, y almacenados en condiciones de poca higiene junto a otras mercaderías que se transportaban en barcos más grandes hacia occidente, y con ellos las cucarachas.

Parece que Blattella germanica consiguió sobrevivir fácilmente la navegación entre los distintos puertos desde oriente hasta occidente. Las hembras de cucaracha alemana pueden sobrevivir 12 días sin comida ni agua y 42 días sólo con agua, y las ninfas grandes pueden detener el desarrollo cuando el alimento disponible es limitado. 

Pero, adaptada a vivir a temperatura y humedad constantes, Blatella germanica no vive ni sobrevive al aire libre y encuentra en los refugios interiores las condiciones perfectas para proliferar.

La especie dio el salto hacia Europa y América, aunque se piensa que, dado que los almacenes y tiendas de especias se mantenían secos y sin calefacción, las infestaciones no fueron frecuentes hasta el siglo XIX. El cambio se produce con la introducción de los sistemas de distribución de agua dentro de los edificios y, posteriormente, de las neveras eléctricas a principios del siglo XX, lo que propició el despegue de las poblaciones de cucarachas alemanas y su condición de plaga. 
 
La bandeja de goteo de los refrigeradores, al nivel del suelo, proporcionaba un suministro constante de agua y el motor eléctrico tenía una temperatura similar al de las originarias cuevas. Así que las cocinas se convirtieron en un hábitat ideal y la plaga se propagó fácilmente en los hábitats urbanos.