Insectos para alimentación humana. un futuro ya presente
En la actualidad existe un notable interés a nivel internacional por potenciar y valorizar el consumo de insectos. Sus propiedades nutritivas, junto con el bajo impacto ecológico y económico que supone su producción, convierten la cría de insectos y el aprovechamiento de productos derivados en una prometedora industria alimentaria que empieza a desarrollarse poco a poco en Europa.
Nuevos alimentos
En la actualidad ya es posible encontrar insectos enteros y otros productos que los contienen como ingrediente en algunos supermercados y restaurantes. Independientemente de la sorpresa o repulsa que pueda acarrear el comer insectos, la realidad es que la autorización y comercialización de insectos está regulada desde 2018 cuando entró en vigor el Reglamento de nuevos alimentos, categoría en la que están incluidos.
Procedimientos para la comercialización de insectos
Los insectos están incluidos en la definición de “nuevo alimento”, por lo que cualquier operador que quiera comercializar insectos para alimentación humana en la Unión Europea debe presentar una solicitud para que pueda ser incluido en la lista de nuevos alimentos. Hay dos vías:
• El insecto forma parte de la dieta tradicional de un país tercero durante al menos 25 años y posee un historial de uso alimentario seguro. En este caso, el operador tendrá que notificar su comercialización aportando la documentación necesaria.
• El operador tendrá que seguir el procedimiento de autorización de nuevo alimento si el insecto en cuestión no cumple los requisitos anteriores.
Antes del Reglamento de nuevos alimentos ya había países europeos que toleraban la venta de insectos. Sin embargo, con la entrada en vigor de esa norma, las empresas que comercializan estos insectos se vieron obligadas a presentar una solicitud para su inclusión en la lista de la Unión Europea, como requisito para poder seguir vendiéndolos. Desde entonces, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha recibido un gran volumen de solicitudes, entre las que se incluyen variedades de insectos comestibles.
Cuatro insectos seguros para alimentación humana
Que el consumo de un alimento sea seguro es requisito indispensable para que pueda ser incluido en nuestra dieta. Por eso, antes de autorizar un alimento nuevo, la EFSA debe realizar un análisis del riesgo de este producto (en este caso de la especie de insecto en cuestión) y confirmar que su ingesta no implica peligro para los consumidores.
Ya son cuatros los insectos que cuentan con la evaluación positiva por parte de la EFSA y tienen autorización para ser comercializados en la Unión Europea. El último en entrar en la lista, en enero de 2023, son las larvas de escarabajo del estiércol.
Gusano de la harina (Tenebrio molitor).
Este gusano es el primer insecto autorizado para consumo humano, aprobado en mayo de 2021.
El gusano amarillo de la harina ya se estaba utilizando como ingrediente para el consumo humano. Ahora se puede hacer con el aval de la CE de nuevo alimento.
Este nuevo alimento está destinado a ser utilizado como insecto entero y desecado en forma de aperitivo o como ingrediente alimentario en una serie de productos alimenticios
Langosta migratoria (Locusta migratoria)
Este gusano es el primer insecto autorizado para consumo humano, aprobado en mayo de 2021.
El gusano amarillo de la harina ya se estaba utilizando como ingrediente para el consumo humano. Ahora se puede hacer con el aval de la CE de nuevo alimento.
Este nuevo alimento está destinado a ser utilizado como insecto entero y desecado en forma de aperitivo o como ingrediente alimentario en una serie de productos alimenticios
Grillo doméstico (Acheta domesticus).
El tercer insecto autorizado para consumo humano en la Unión Europea fue aprobado en febrero de 2022.
Puede ser consumido en seco como aperitivo o como ingrediente de una serie de alimentos en forma de polvo, como productos proteicos, galletas o productos de pasta o congelado.
Larvas de escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus).
Se trata del insecto más recientemente autorizado para la venta en la Unión Europea. En julio de 2022, EFSA emitió una evaluación positiva de las larvas de escarabajo advirtiendo que puede causar reacciones alérgicas al igual que ocurre con otras especies autorizadas. En concreto, evaluó la seguridad del consumo de preparaciones congeladas y liofilizadas de este insecto (entero o en forma de pasta o polvo) que serían añadidas como ingrediente a diversos productos alimenticios, como barritas de cereales, pasta, análogos de carne y productos de panadería. En enero de 2023 se ha autorizado su venta en la Unión Europea.
Si tienes alergias a los crustáceos, cuidado
Las etiquetas de los alimentos elaborados con gusanos de la harina o langostas deben indicar que esos ingredientes podrían causar reacciones en personas con alergias a crustáceos. En cuanto al grillo, los datos que maneja la Comisión Europea sobre casos de sensibilización primaria y alergias no son concluyentes, por lo que de momento no hay obligación de alertar en la etiqueta.
Las formulaciones de insectos pueden tener un alto contenido de proteínas, con las que están relacionadas muchas alergias. Por eso, la EFSA pide evaluar si el consumo de insectos podría desencadenar alguna reacción alérgica, bien provocada por la sensibilidad de un individuo a las proteínas de insectos, o por la reactividad cruzada con otros alérgenos o alérgenos residuales de los alimentos para insectos.
EFSA ya hizo pública su opinión sobre el perfil de riesgo en relación con la producción y el consumo de insectos como alimento y pienso. En el informe la EFSA presenta los potenciales riesgos biológicos y químicos así como la potencial alergenicidad y posibles riesgos medioambientales asociados a los insectos “de granja”. El informe de la EFSA concluye recomendando que es necesario investigar en los aspectos que originan incertidumbres debido a la falta de información.
Para el control de los peligros microbiológicos, las empresas deberán de aplicar medidas correctas de higiene durante todas las fases de producción y comercialización de insectos.
Los consumidores, por su parte, deben seguir unas normas de higiene básicas para minimizar el riesgo de contaminación cruzada y de proliferación y superviviencia de microorganismos.
FUENTE: OCU.ORG