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Cinco cambios en una cocina de colectividades digitalizada y una ventaja que no esperabas

La especial idiosincrasia del sector de las colectividades, con muchos tipos de establecimientos, menús, sistemas de elaboración, normativas y controles, hace especialmente necesaria su digitalización. 

 

La restauración es un sector de personas trabajando para personas. Desde antes de que la materia prima entre por la recepción de mercancías hasta que los platos salen al comedor, hay una gran cadena de personas implicadas para que el comensal reciba lo mejor en su plato. 

La automatización casi total que ha llegado a otros ámbitos dentro del sector de la alimentación no se podrá implantar de la misma manera en la restauración, al menos para la gran mayoría de tareas que son realizadas de forma manual y en muchos casos personalizada. 
Pero esto no significa que no haya avances. La digitalización nos hace la vida más fácil en muchas de las tareas en la cocina y el comedor, y estamos cometiendo un grave error si no nos aprovechamos de ello.
A día de hoy, en muchos establecimientos se siguen utilizando registros de APPCC en formato papel, producciones elaboradas basadas en estimaciones ‘a ojo’, o pedidos recurrentes en torno a la rueda de menús, basados en ‘lo que solemos comprar siempre’… pero esto es fácil de solucionar. 
Por eso y por despejar dudas, enumeramos cinco grandes mejoras tras implementar diferentes herramientas digitales en algunos eslabones de la cadena: 
 
información
Cuando implantamos una nueva herramienta digital en un establecimiento, nos ofrece acceso a la información a nivel de datos, informes o previsiones que nos deja ver dónde estamos y facilita las decisiones que tomaremos a continuación.
 
 Control
Lo primero que percibimos es que se gana control sobre el proceso digitalizado: la trazabilidad del producto, la seguridad alimentaria, las compras, los stocks o la producción con recetas estandarizadas.
 
 Personalización
Una característica de estas herramientas es que son muy adaptables al establecimiento para el que se configuran, pudiendo adaptarlas en función de lo que se necesita o del proceso que se quiere mejorar.
 
 Agilidad
Sin duda, estas ayudas digitales nos ahorran mucho tiempo en el día a día. Y eso al cabo de los meses, supone una enorme diferencia.
El tiempo que se dedica inicialmente a su correcta definición y configuración y posteriormente a formar al equipo en su uso, es muy poco en relación a lo que nos ahorrará en el futuro.
 
 Ahorro
Dependiendo de la herramienta implantada, el ahorro económico vendrá por: producción ajustada en base a escandallos y previsiones, reducción de mermas y excedentes, eliminación de sobre-stocks, minimización de caducidades…
Pero también reducimos papel, espacio ocupado por archivos y registros, y tiempo, que es uno de nuestros recursos más valiosos.
 
Y para terminar… una ventaja inesperada pero muy importante: mejora de la satisfacción del equipo. 
En muchos casos para sorpresa de todos y una vez salvadas las reticencias iniciales, la herramienta se integra rápidamente en el desempeño de las personas,  ya que agiliza muchas de sus tareas más tediosas y se convierte en un medio de trabajo que aporta.
 
La inversión en digitalización supone un desembolso inicial considerable, pero las ventajas que vemos ya a corto plazo la convierten en algo muy recomendable y casi imprescindible hoy día.