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El nuevo real decreto sobre prevención y control de legionelosis a debate

La nueva norma desarrollada por el Ministerio de Sanidad, y que entrará en vigor el próximo 2 de enero de 2023, ha endurecido las medidas preventivas y de control requeridas, convirtiéndose en una de las reglamentaciones más exigentes y radicales en esta materia.

Desde HOSBEC hacemos un análisis de los aspectos de mayor impacto en el sector del alojamiento turístico.

 

 

La legionelosis es una enfermedad respiratoria que se contrae al respirar los aerosoles o microgotitas de agua contaminada por la bacteria Legionella, por ejemplo, del agua de consumo (duchas y lavabos), de bañeras de hidromasaje, fuentes ornamentales, incluso riego por aspersión o lavaderos de vehículos…

Por poner cifras a la enfermedad, en 2018 en España se notificaron 1633 casos(1) (incidencia de 3,28 casos / 100.000 hab), de los cuales aproximadamente un 10-12% se asociarían a viajes, frente a la gran mayoría de casos de origen comunitario. La tasa de letalidad de esta enfermedad es alta (6%), y la población más afectada son personas mayores (media 65 años, no hay prácticamente casos en población menor de 20 años).

Pese a que desde 2005 a 2014 se observó una ligera tendencia a la baja en número de casos de legionelosis detectados en España, a partir de ese último año se invirtió la tendencia y actualmente estamos en tendencia al alza, sin que haya un claro diagnóstico de las razones. Unos expertos apuntan al incremento de temperatura del agua fría de consumo, aunque otros apuntan a mejoras en las técnicas diagnósticas y sistemas de vigilancia de la enfermedad.

En este contexto, el Ministerio de Sanidad ha actualizado la normativa de control y prevención de legionelosis, con una nueva norma, el Real Decreto 487/2022, de 21 de julio, que sustituya a la anterior norma publicada en 2003.

El nuevo texto, que entrará en vigor el 2 de enero de 2023, ha supuesto un endurecimiento de las medidas preventivas y de control que no ha dejado indiferente a nadie. A continuación, analizamos los cambios de mayor impacto para el sector hotelero y de alojamiento turístico:

 

  • Incremento en el plan de muestreo y análisis de Legionella en el sistema de agua sanitaria
 

La norma incrementa la frecuencia de muestreo y análisis de anual a trimestral (algo que supera ampliamente lo requerido en la exigente norma UNE 100030 al respecto). Y por si fuera poco, además se duplica el número de muestras que corresponde tomar a cada establecimiento en cada muestreo.

Resultado: un hotel medio de 125 habitaciones pasará a gastar, sólo en analíticas, de 400 €/ año, a 3.000 € / año. Irremisiblemente, se hagan las cosas bien o mal, se controle mejor o peor la instalación, haya habido casos de legionelosis asociados o no…
Este cambio de enfoque en el que se prima el control analítico frente a las medidas de prevención y gestión del riesgo contradice la tendencia marcada en los últimos 50 años por todos los estamentos internacionales en materia de salud pública, que requieren las analíticas como herramientas de verificación y no como control en sí mismo.

 

  • Programas de limpieza y desinfección de piscinas generadoras de aerosoles


La nueva norma equipara cualquier piscina que genere aerosoles (no solo aquellas con chorros de alta presión para hidromasajes, sino las que contengan cascadas, setas, cortinas, juegos infantiles, etc) y que superen los 24ºC (todas en el periodo veraniego de las zonas turísticas de sol y playa), a instalaciones de hidromasaje climatizadas tipo jacuzzis en SPAs, de alto nivel de aerosolización.

¿Y qué significa equiparar estas instalaciones? Pues, entre otras cosas, que semestralmente (o al menos cuando superen los 24ºC) se deberán vaciar, limpiar, desinfectar, y volver a llenar. Quizás al profano esto no le diga nada, pero esto implicará vaciar anualmente muchas piscinas (algunas de ellas, de capacidad de millones de litros) de hoteles, parques acuáticos, campings y otros complejos vacacionales, ya que actualmente rara es la piscina que no disponga de alguno de estos elementos “generadores de aerosoles”. 

Esta medida tendrá impacto sobre los recursos hídricos que realmente es un lujo que no nos podemos permitir. Además, consideramos que está totalmente injustificado ya que estas piscinas llevan una exhaustiva vigilancia con controles diarios de sus niveles de limpieza y desinfección, y controles microbiológicos mensuales. Tampoco, hasta donde nosotros sepamos y haya sido publicado, existe justificación epidemiológica al respecto – no se han demostrado casos o brotes de legionelosis vinculados a estas instalaciones.

 

  • Limpieza y desinfección trimestral de acumuladores de agua caliente


Otro despropósito de la norma – el vaciado, limpieza y desinfección interna de los acumuladores ACS de una instalación es una tarea compleja, costosa, y que interrumpe el servicio de agua caliente en los establecimientos durante el tiempo requerido para su ejecución.

Realizarlo anualmente, como hasta ahora se hacía, ya supone un gran esfuerzo a los establecimientos que disponen de sistemas ACS con acumulación, y que ha inducido a muchos de ellos a sustituir estos sistemas por aquellos de producción instantánea, sin acumulación, que suponer mayor facilidad de gestión, pero en muchos casos requieren equipos de producción ACS más potentes.

Pero realizar la limpieza y desinfección trimestral de estos acumuladores como se va a requerir, va a suponer la estocada final para este tipo de sistemas – el mantenimiento se hace inviable, y por tanto obligará a sustituir un sistema mayoritariamente implantado por un nuevo sistema, quizás no tan eficiente energéticamente, amén de la importante inversión económica que requiere. ¿Y por qué razón? ¿Realmente no hay alternativa al vaciado, limpieza y desinfección trimestral de estos acumuladores? Quizás alguien debería pensarlo mejor.

 

Estas son quizás las medidas de mayor impacto, pero hay más, bastantes más…

 
No existe normativa tan exigente en todo el mundo – se echa de menos una normativa comunitaria que armonice estas medidas en el ámbito europeo.

Y no existen, a nuestro entender, razones epidemiológicas que lo justifique. Si el grueso de la casuística en legionelosis es de origen comunitario, deberían centrarse los esfuerzos sanitarios en otros ámbitos (redes municipales de agua potable, fuentes públicas, viviendas e instalaciones particulares, etc.) y no en el blanco fácil de los alojamientos turísticos. Volvemos a tener una maravillosa norma imposible de cumplir. Alguien se llevará una palmadita en la espalda por haber desarrollado la norma más exigente del mundo.

Nos queda la esperanza de que, con el tiempo, se imponga el sentido común y se desarrollen guías y directrices que modulen, maticen y arreglen este desaguisado.

 

 (1) Informe epidemiológico RENAVE 2017-2018

 

FUENTE: Real Decreto 487/2022 sobre prevención y control de legionelosis